¿Cómo se aplica la radiofrecuencia?

La radiofrecuencia se aplica a través de ondas electromagnéticas. Estas son de alta frecuencia y provoca que las capas de la piel se caliente de manera controlada. Para esto, necesitamos aplicar en la zona una crema conductora de radiofrecuencia

Si utilizamos una frecuencia más alta, calentamos más capas diferentes de la piel. Es un proceso que el paciente no nota. Se realiza para tratar problemas en la dermis como la celulitis o la flacidez, que pueden estar localizadas en partes muy diferentes del cuerpo.

La radiofrecuencia produce un efecto inmediato de formación de nuevo colágeno. Tras varias sesiones, reconstruye el colágeno profundo. Esto hace que las células que ya están envejecidas sean sustituidas por unas nuevas, haciendo que la piel sea más tersa y suave

Esto favorece a: la formación de nuevo colágeno, a la circulación de la piel, al tejido subcutáneo, la migración de fibroblastos y el drenaje linfático.

Los cambios dependen del estado del colágeno que tiene cada persona, pero normalmente el primer mes ya mejora, y a partir del tercero se ven los cambios. Se necesitan cuatro y diez sesiones, según la superficie que haya que tratar, para que todo quede perfecto. Además, podemos realizarnos de nuevo el tratamiento cuando pasan unos meses de reposo por el anterior. 

Este tratamiento no se recomienda en personas con embarazo, lactancia, cardiopatías, alteraciones de la coagulación, enfermedades neuromusculares, implantes de colágeno recientes, prótesis médica, enfermedades neuromusculares, marcapasos y obesidad mórbida. 

Uno de los problemas es que cuando se aplica la radiofrecuencia la piel puede enrojecerse. Sin embargo, a parte de este efecto que es mínimo y desaparece en poco tiempo, es una técnica muy segura. 

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